jueves, 9 de enero de 2014

Acerca del Liderazgo con Glamour

“La rodilla derecha no ha parado de dolerme desde hace dos días y estoy intentando que no se note que cojeo al caminar”.

Eso fue lo primero que me dijo una de mis amigas cuando nos juntamos hoy en la mañana  a tomar un café. Me mostró su rodilla y efectivamente estaba un poco más inflamada que la otra (según ella tenía los meniscos inflamados) y cada vez que la doblaba al sentarse o subir o bajar escaleras  el dolor le recordaba que no debió haber usado esos zapatos con taco de siete centímetros todo el día.
- Pero no es la primera vez que te pasa, le dije. ¿Por qué diablos volviste a usar los mismos zapatos?
- Es que tengo un tema con llegar a la gente: en ocasiones importantes y cuando tenemos mucho trabajo como sacar fotos a modelos, organizar portafolios para la revista, lanzamientos de temporada y desfiles,  me visto lo más elegantemente que puedo para generar un mayor impacto en mi equipo de trabajo y sobre las personas que me rodean.

No sé qué cara puse mientras ella me trataba de explicar,  pero creo que debió haber sido digna de portada de revista, ya que  se apresuró en justificarse en  que la única forma que había encontrado de dirigir sus proyectos con éxito y a tiempo era hacer ese ejercicio de tomar distancia, a través de su apariencia glamorosa pero fría, de su equipo de proyecto para que ellos se enfocasen en sus tareas y las cumpliesen lo más eficientemente posible.

Mi amiga es gerente de proyectos de una conocida revista de modas  que se lanza quincenalmente en Argentina, Chile y Brasil, por lo que la presión a la que está exigida es bastante alta y la apariencia y desplante es fundamental, en palabras de ella, para un buen desempeño. Es ingeniero comercial con especialización en marketing, de verdad parece modelo y ambos medimos lo mismo: 1,84 metros. Por lo que le dije que encontraba un poco exagerado que ella usara  tacos de de siete centímetros de altura si, de por sí, era más alta que el promedio de las mujeres y que varias modelos con las que trabajaba.

Nos conocimos tres años atrás, en un evento que organizaba mi empresa para clientes. Desde entonces no ha pasado más de un mes en que al menos nos llamemos para saber cómo van nuestras vidas.  Ella sabe lo enfocado que soy en mi carrera, la verdad es que ambos somos así, y comprendemos las exigencias de nuestros trabajos. Largas jornadas y noches demasiado cortas. El año pasado estuve todos los martes por la mañana enseñándole acerca de dirección de proyectos con  el enfoque del PMI. Ella estaba obstinada en que quería conocer la metodología del PMI, para  aplicar algunos principios a sus proyectos en la revista. Al menos puedo decir, que el año pasado, cada martes  tomé un desayuno de dioses en la revista  :-D y lo mejor de todo  es que ella aprendió lo que quería.

Tengo otra amiga que vive en Francia, en Toulouse. Y  es de esas personas que a uno lo llegan a conocer tan bien que  duda si es que no era la hermana melliza que, por error de la clínica, la entregaron a otra familia.  Tenemos una conexión especial. Cuando estaba en Chile salíamos a caminar por horas, a veces sin rumbo definido y conversábamos de todo. Otras veces estábamos en completo silencio, pero era como si siguiésemos hablando y comunicándonos.

Hoy en la mañana, cerca de las 06:30 AM de Chile, estaba  chateando con ella a través de Whatsapp, en el gimnasio. Mientras yo intentaba correr en la trotadora me dice“cuidado con distraerte y sacarte la cresta… mira que eso es poco glamoroso”. Yo me reí y le dije que hoy en día eso era lo que menos me preocupaba ya que, según yo, el glamour lo había perdido hace rato y que de seguro no iba a ser la última vez que me cayese en público.
Le dije que una de las cosas que más valoraba de haberme sacudido el glamour de encima, era que ahora me sentía más transparente y espontáneo con los demás y conmigo mismo y que ya no tenía que preocuparme de detalles estúpidos del día a día.

Ella me corrigió de inmediato: "el glamour, así como la dignidad no se pierden nunca.  El glamour, como yo lo entiendo, es ser auténtica, una misma. Si te sacas la cresta trotando que sea glamorosamente, con tu estilo. Eso de intentar imitar se ve falso, ordinario… chino*. Andar por la vida glamorosamente te hace verte y sentirte más liviano”.  *(Espero no se lo tomen a mal mis amigos asiáticos :-D)
¡Me encanta tu definición de glamour!  Le dije. Y desde ahora la haré mía, andaré por la vida caminando, con la frente en alto y glamorosamente. (Mientras le decía eso, me daba cuenta de que desde hace un tiempo  yo ya venía aplicando la misma idea pero bajo otro concepto. En El lado humano de la dirección de proyectos y  Nuestra pasión es nuestra Fortaleza había escrito acerca de la importancia para los directores de proyectos, y todos aquellos que ocupan una posición de líderes, el atreverse a cambiar de paradigma y mostrar sus miedos e inseguridades a sus equipos de trabajo.

Creo que se pueden imaginar que los que trotaban al lado mío debieron haber pensado que estaba loco. Yo miraba el celular y me reía a carcajadas. Pero, después de todo, ¿Qué importancia  tiene lo que unos  desconocidos puedan pensar de uno? Bajo mi nueva definición de glamour… ¡Ninguna!

Esa  mañana en el café le conté a mí otra amiga, la de la revista,  de mi nueva definición de glamour y se quedó pensándolo.  Conmigo ella logra ser muy espontánea y nos reímos mucho. Se levantó de la mesa, abrió la maletera del auto y sacó unos zapatos muy lindos pero sin taco. Guardó las plataformas que estaba trayendo y dijo “creo que la nueva definición de glamour está siendo mucho más cómoda de vivir y liderar al mismo tiempo”.

jueves, 2 de enero de 2014

El lado humano de la dirección de proyectos

En muchas ocasiones, me ha tocado participar de proyectos de TI: primero, como parte de un equipo de proyecto  y luego, como gerente de proyectos o project manager. Desde junio pasado, he estado dirigiendo uno de los proyectos de software más ambiciosos  de la compañía para la cual trabajo: estamos poniendo todo el conocimiento acumulado en más de treinta años de trabajo y lanzamientos de productos y servicios, a disposición de los clientes internos y externos de la organización, todo esto bajo una metodología de administración de conocimiento: KCS (Knowledge-Centered Support).

Es duro trabajar en este tipo de proyectos ya que, cuando no se cumplen los plazos o se excede el presupuesto o no se satisfacen las expectativas del cliente, por lo general, los dedos acusadores recaen sobre una sola persona: el gerente de proyectos.  Se le juzga por mala administración del tiempo, falta de liderazgo, mala organización,  falta de experiencia; falta de comunicación; mal negociador; falta de conocimiento técnico, etc.  Éstos son algunos de los adjetivos que se le atribuyen al gerente de proyectos cuando las cosas no salen bien.  Afortunadamente, para tratar de manejar la complejidad de administrar uno o más proyectos en paralelo, es que usamos metodologías o enfoques de administración de proyectos.  Si bien la mayoría de los proyectos tienen un ciclo de vida parecido (inicio, planeamiento, ejecución, monitoreo y cierre), resulta inevitable que, en base a la experiencia o estructuras mentales, se formen adeptos que promuevan ciertas metodologías por sobre otras. Este post no se trata de demostrar cuál es mejor, pues, desde mi punto de vista, las metodologías debiesen ser escogidas en base a criterios como: el cliente o patrocinador del proyecto, industria o rubro del cliente, expectativas; características de la organización; necesidades que viene a cubrir el proyecto; complejidad del proyecto; presupuesto; tiempo; entregables finales; experiencia de los miembros del equipo de proyecto, etc.

Otro punto interesante es que cada vez cobra más importancia a la hora de elegir un gerente de proyectos, contar con  liderazgo, creatividad, credibilidad, flexibilidad, etc. En un post que escribí hace unas semanas atrás, Nuestra pasión es nuestra Fortaleza, hoy es más importante que nunca que los líderes nos bajemos del pedestal en el cual erróneamente nos colocaron, o nos colocamos nosotros mismos, y demostremos ante nuestros equipos nuestras debilidades, inseguridades y miedos para lograr identificación y lealtad. No quiero que se mal entienda que a través de esto podemos manipular a los demás y, con ello, obtener una ventaja indebida. Todo lo contrario, lo que trato de exponer es la importancia de ser transparentes y mostrarnos completos ante los demás, no sólo nuestro lado exitoso, y de hacernos cargo de las cosas que están en nuestro poder para mejorar o cambiar.  Estoy seguro que esto facilitaría de sobremanera las relaciones con nuestros colegas, familia y amigos, entre otros.

Aparte de eso, esta experiencia me ha dejado una enseñanza de vida fundamental: el
aprender a conectar con los otros a través de las necesidades. Cuando soy capaz de reconocer que en mí existen carencias y necesidades no satisfechas, al mismo tiempo, me permito mirar a mi colega/amigo/vecino/pareja/familiar y ver en él/ella necesidades que también necesita satisfacer y que, posiblemente, ni siquiera han sido identificadas/reconocidas aún y, trasladando esto a la administración de proyectos, evalúo si cuento con los medios y,  si no los tengo, puedo hacer un esfuerzo para conseguirlos, con el fin de ayudar a satisfacer las necesidades de mis cercanos a través del proyecto que ellos mismos me están ayudando a completar (he tratado de ser lo más claro al exponer esta idea...¡Redacté este párrafo unas cincuenta veces como mínimo! :-D).

Obviamente que,  cuando el otro reconoce que existe un interés sincero de mi parte para ayudarlo a que se autorrealice como persona y como profesional, el resultado puede ser solamente único: el éxito.

Adversidades y la posibilidad de renacer

“Lo que no te mata, te hace más fuerte”. He venido escuchando ese refrán desde que tengo memoria: en mi familia, mis padres y mis tíos lo ocupaban casi todo el tiempo. En el colegio, el profesor de educación física lo repetía cuando mis compañeros y yo nos negábamos a seguir haciendo ejercicio. Lo he escuchado  de distintas personas y en distintos contextos pero creo que, en el fondo y desde mi perspectiva, viene a recordarnos que ante la adversidad, la mayoría de las veces, salimos fortalecidos.  Mucho depende del enfoque que ocupemos para medirlo.

Confieso que, de la lista de refranes conocidos, éste es el que menos me gusta, lo siento poco amigable y que no acoge o contiene la pena o la necesidad de una persona en un momento determinado. Sin embargo, es lo más idóneo que encuentro en este momento. ¿Cuántas veces nos hemos visto enfrentados a situaciones/desafíos personales y laborales en los que hemos tenido que recurrir a nuestras últimas reservas de energía para salir adelante? Me gusta le definición de energía ocupada en física: “capacidad de generar movimiento  o lograr la transformación de algo”.

Si miramos el año que recién terminó, estoy seguro que encontraremos, al menos, cinco ocasiones en las que sentimos que no seríamos capaces de seguir adelante... pero lo hicimos.  Con mayor o menor dificultad, sorteamos un año lleno de desafíos y pudimos llegar a la noche del 31 de diciembre y celebrar con nuestros amigos, familia o solos.

Antes de caer en la vorágine del nuevo año y el ritual, para algunos, de fijar metas y objetivos aceleradamente, me gustaría que nos diésemos los permisos necesarios en lo que queda de semana para celebrar nuestros éxitos, nuestras victorias. Fuimos capaces de sortear un año lleno de cambios sociales, subidas y bajadas económicas y, para qué decir, profundos cambios personales. Quizás estos cambios no nos llevaron a transformar  nada en nuestra vida, pero sí creo que nos llevaron a abrir los ojos y a mostrarnos que, quizás, no estábamos tan bien como creíamos. La relación o el trabajo en el que estábamos, después de todo, no eran tan fabuloso o no llenaban tantas necesidades como en un primer momento creímos que lo harían. Cualquiera sea el desafío al cual te viste enfrentado en el 2013, quiero pedirte que lo recuerdes en detalle: el impacto que produjo en ti, cómo te hizo sentir en un primer momento y las estrategias o planes de acción que tomaste, más o menos consciente, para salir de esa situación y cambiar tu realidad.

El tiempo y la experiencia me han demostrado que, en un mundo sin certezas, ante una realidad tan poco predecible, es importantísimo ir mirando hacia atrás de vez en cuando. Es fundamental avanzar, sí, estoy totalmente de acuerdo en ello, pero también es primordial ver el recorrido que hemos hecho, para descubrir y contabilizar nuestras fortalezas y recursos y así darles el valor y el espacio que se merecen y saber que están, existen, y que forman parte de nosotros  y que podemos ocuparlos en el minuto en que se nos ocurra, y finalmente, para ver en dónde empezamos, en qué parte del camino nos encontramos y cuánto nos falta para llegar.

Acá va otro refrán que tampoco me gusta, pero que sirve para ilustrar: “El hombre inteligente aprende de sus propios errores; el sabio, aprende de los errores de los demás”.  Creo que todos somos, a veces, un poco más sabios y en otras ocasiones más inteligentes…

Deseo que este sea el inicio de un maravilloso nuevo año.

¡FELIZ 2014!