viernes, 29 de noviembre de 2013

Centro de gravedad

Es un hecho que todos nosotros nos vemos influenciados por nuestra crianza en la infancia; los profesores, los mensajes que recibimos de quienes estaban a cargo de nosotros, etc. En mi caso y en el de muchas otras personas que he conocido, de distintas profesiones y cargos, solía creer que demostrar mis miedos e inseguridades me podía jugar en contra en algún punto en mi desarrollo profesional. Solía creer que alguien lo podría utilizar para manipularme o usarlo en contra  mía. Tras años de terapia, conversaciones íntimas y relacionarme con otras personas, poco a poco pude comprender y demostrarme que todo lo anterior está muy lejos de ser real. Es cierto, en el mundo hay gente de todo tipo. Todos conocemos o nos hemos topado con ese “personaje” ansioso de ascender o dispuesto a pasar por encima de quien sea con tal de adjudicarse una propuesta o un proyecto o de recibir un reconocimiento, bono, ascenso, etc. Pero, no todos son así.
 

En la industria en la que me muevo, TI, he visto que las personas están ansiosas de relacionarse con un líder humano, terrenal,  con imperfecciones y virtudes al mismo tiempo. No sólo nos preocupamos de obtener el mejor rendimiento, alcanzar el máximo rol posible, aumentar el performance de los sistemas y de  tener equipos de proyectos  de alto rendimiento que superen las expectativas de los stakeholders. Es importante, sí. Pero, nada de esto se sostiene solo o se mantiene a mediano/largo plazo si tenemos líderes/managers insensibles, que no demuestran su preocupación más allá de los indicadores de un balance score card.
 

Es fundamental tener project managers tan humanos e inseguros como el resto del project team. Personas reales con las que uno se pueda identificar, que generen simpatía o admiración en algún punto y que hagan que las cosas sucedan. No me refiero a alcanzar objetivos/resultados a través del hostigamiento/miedo, sino a lograr objetivos/resultados a través de la simpatía/admiración que siente un equipo de trabajo con su líder y, por lo tanto,  que se compromete con él, porque tiene la certeza/confianza de que el líder, al poder demostrar ante sus superiores los excelentes resultados alcanzados, los beneficios llegarán a todos y a cada uno  de los integrantes del equipo. No hay duda de ello, no queda espacio para el cuestionamiento o la desconfianza. Ese líder ha surgido de entre uno de los miembros del mismo equipo. Sabe cómo se hacen las cosas y el esfuerzo que ello implica. Cuando exige/pide mejorar un resultado o aumenta la presión en algún área específica, se conocen las razones para ello. No hay secretos entre los integrantes del equipo y el líder/project manager.
 

Por otro lado, el líder/Project manager sabe y reconoce cada vez que le es posible que no podría haber obtenido tales resultados si no hubiese sido por el profesionalismo, la pasión, el cariño y compromiso que los integrantes de su equipo pusieron mientras duró el proyecto. Para el Project manager, las personas de su equipo son su centro de gravedad. Son las que posibilitan que las cosas se mantengan unidas, como el pegamento; a que se alcancen los mejores resultados posibles en el menor tiempo, al más bajo costo y con la mejor calidad.

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