viernes, 9 de mayo de 2014

Confesiones de un Introvertido

Este post es la continuación del anterior, la segunda parte de La Revolución Silenciosa.

Atrás quedaron los días en que rehuía cada oportunidad de estar con otras personas. Hace años el simple hecho de ir al mall a comprar podía ser una fuerte fuente de ansiedad para mí. Verme rodeado de tantas personas, con tanto ruido y bulla proveniente de tantas partes era algo con lo que yo no podía lidiar.

Pese a ello me las arreglaba para tener una vida medianamente normal y relacionarme con los demás. Tras mucho trabajo personal y el apoyo de excelentes profesionales aprendí a estar en el mundo. A encontrarme rodeado de personas y que ello no me afectase. A expresar mis opiniones con claridad, a pararme ante un auditorio de evaluadores y defender una tesis o reunirme con mis clientes y mi equipo de trabajo para mostrarles el porqué les convenía que llevásemos acabo la iniciativa que les proponía.


Aprendí a respirar y a moverme. Adquirí herramientas y/o recursos que me hiciesen mi diario vivir más fácil. Encontré mi safe heaven, en el cual me refugio para llenarme de energía para volver a salir al mundo.

El hecho de haber vivido tantos tiempo como introvertido me ayudó a conocerme mucho y poder relacionarme con las personas de manera más profunda. A conectarme con los demás y tener un genuino interés en lo que le pasa al otro.
Hoy sé hasta dónde pedir a mi equipo de proyecto y soy mucho más tolerante y comprensivo cuando las cosas no funcionan (extrañamente, esta forma de ser no me produce problemas en el trabajo. Al contrario, en 20 días más cerraremos el año fiscal 14 y con el pecho inflado de orgullo puedo decir que, por primera vez en 3 años,  vamos a superar todos y cada uno de los indicadores claves del Balance Scorecard que se propuso en junio pasado. Fecha en la cual asumí el rol de Project Manager).

A pesar de que mi tendencia es a establecer relaciones 1 a 1 y no 1 a N, ya no me escondo ni padezco cuando tengo que dirigirme a un grupo de personas. Y, al día de hoy, disfruto cada momento de interacción que tengo con colegas y clientes. Al final de cuentas todos queremos ser escuchados y compartir nuestras historias y, la escucha genuina, es una capacidad que nosotros los introvertidos tenemos muy desarrollada.

Los dejo con un video que me encanta. Es una charla TED  que demuestra cómo nuestro lenguaje corporal moldea nuestra identidad.  Y cómo podemos asumir distintas poses para incrementar la autoconfianza en situaciones estresantes como las entrevistas de trabajo. ¡Ojalá les guste!


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